Dos veces me diste la vida
Yo te recuerdo madre, a pesar de mis tiempos viejos,
cómo de niño rezabas en mi oído,
yo sólo era un crío que bañaba las noches en fiebre,
y como mis bronquios sin aire te hacían llorar.
Te recuerdo madre,
cuando sentada triste en el sillón viejo,
dialogabas con mi padre, el de los pasos perdidos,
discutían, pensando que soñaba,
en qué lugar de la sala me iban a velar.
yo en una lágrima me hacía el dormido,
yo pedía a diosito, no te haga sufrir.
Recuerdo madre, tu mirara fresca,
cuando me arrullabas en tus brazos hasta hacerme dormir,
yo era el patito feo que te hacía llorar,
cómo puedo olvidar de mi memoria momentos tan tristes,
dos veces me hiciste vivir.
Gracias madre porque tu amor infinito me dio vida,
porque arañando hasta el cielo me arrancaste de la muerte,
porque tus alas de virgen buena me cubrieron de ternura.
gracias por esos cuidados madre,
que aún, ahora viejo, los puedo sentir.
Esto son unos versos sencillos,
los más sencillos que he podido escribir,
pero dentro de mí, te guardo como un poema,
el poema más sagrado que se pueda vivir,
Recuerdo madre, tus infundios de gallina,
tus cebollas al sereno,
tus hojas de nogal,
dos veces me diste la vida,
cómo te podría olvidar.
Ahora hombre, siempre miro el cielo,
y te veo como una estrella arrullando a las demás.
Autor
Manuel Coronel Marino
Derechos reservados
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